martes, diciembre 21, 2010

Fastos (fragmentos)

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4

Ya tiene explicación
la prosa ordinaria del mundo: vi los loritos ayer
sobre mi cabeza, chillando
en el aire sereno, tan alto —y conté cuarenta y dos
a pesar del movimiento que los hacía temblar
como a las hojas en el álamo perenne; pero
crujían y me llamaban y me alertaban de Aracné,
la tejedora,
que me picó después.

Insistían allí, como para que yo sospechara de cada
movimiento.
¿No es así el dicho?: "El poema comienza
al mismo tiempo que el tiempo".

...verdes y celestes claros y unas plumitas rojas
se desprendían...


14

Nudito del viaje aquel: ¿te acordás?

Copenhague. Aeropuerto.
Sobre cada mesa del café un
globo terráqueo con luz interior.
Tres señores charlaban en una mesa.
De pronto, el más viejo apoyó la mano
contra el globo, leve, levísima,
como para medir la fiebre de un niño.
Su cara pareció teñirse del color
de los países que rozaba.
De golpe sentí en mi cara el "nuestro".
El mismo que compartimos cada instante,
la misma inestabilidad anímica y "temporal"
que llamamos mundo.

Pero el dolor también giraba apenas y
mares e islas y
continentes y nombres.

¿qué otro sentido tendrían allí?


Arturo Carrera
Fastos
Casa Editorial Hum, 2010.

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