miércoles, marzo 14, 2012

Autorretrato (fragmentos)

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Y llegados a este punto, debo repetir que, según mi opinión, la poesía es ante todo un incoercible deseo de alabar la realidad, de alabar el mundo "como existente". La poesía es una especie de elogio de la vida como tal, justo porque es la vida misma que habla de sí (de algún modo) a un oído que la entiende (de algún modo); habla a su manera, quizás de manera equívoca; de todas formas, la vida, la realidad, "crecen" en la alabanza, generándola y esperándola conjuntamente. Pero a través de la poesía no se adelanta sólo una alabanza (sentimiento y concepto que encontramos en toda una tradicón poética); se experimenta una verdadera "verificación" de la realidad. ¿En qué sentido? La realidad se manifiesta muy temprano, incluso al niño, en la tragedia de sus contradicciones; deja incluso entrever su nulidad final; pero siempre tiene instantes (que no son de hecho "raros" o "privilegiados" porque pueden sorprendernos en cualquier momento, incluso en lo más profundo del estancamiento depresivo) en los cuales revela la propia dignidad absoluta, o mejor, la propia "dignidad" de existir, que tiene razones únicamente en sí misma, todas por evidenciar y nunca del todo evidenciables. La poesía, en cierto sentido, verifica la realidad, juntándose a la alabanza de la realidad, que se hace tan fuerte que se convierte en prueba de resistencia, en prueba de valor. Naturalmente, todo esto puede parecer relacionado también con una forma de narcisismo y de "consuelo" autístico, puesto que alguien  colocado en una posición parecida frente a la realidad, no tomaría en cuenta la interioridad y las situaciones de otros hombres, de aquellos que están a su alrededor. Pero si bien es cierto que Narciso es el primer modo de aparición de la existencia a sí misma, luego tiende a superarse fundando algo diverso. Y sobre este primordial autoconsuelo habría "mucho" que decir: ella es el "mucho", el abundar.

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Hoy me siento en la posición de uno que todavía no ha dicho casi nada de aquello que debería haber dicho. Y es una impresión que siempre me ha acompañado: incluso si lo que he hecho, acumulándose, me da la sensación de haber cumplido cierto deber.  Quod potui fecit; faciant meliora potentes, he hecho lo que he podido, quien pueda que haga, como debe, algo mejor, y me dará alegría leer ese algo mejor. Porque no veo ninguna rivalidad posible entre aquellos que escriben poesía, si escriben "para" la poesía. Cada presencia es una planta y una flor, un diamante o también una simple piedra coloreada, o un simple terrón de tierra, pero que no podrían no haber llegado, y "con razón", a existir.


Andrea Zanzotto
Del paisaje al idioma. Antología poética
Universidad Iberoamericana. Col. Poesía y poética, 1996.

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