martes, mayo 21, 2013

Dos poemas de William Butler Yeats

Plegaria por la vejez

Guárdeme Dios del pensamiento
que el hombre piensa con la mente sola;
para cantar una canción perenne
hay que pensarla
en la más honda médula del hueso.

De todo aquello que asegura
loor a la prudencia de los viejos.
¡Ah, quién soy yo para temer el riesgo
de que me llamen loco, en aras
de una canción!

Rezo --pues la moda es efímera
y vuelven a privar las oraciones--
porque los años, aunque muera viejo,
me conserven la cálida apariencia
de un insensato,
                           de un apasionado.



Política

En nuestro tiempo el destino del hombre se significa en términos políticos.
Thomas Mann

¿Cómo podré, mientras aquella
muchacha sigue de por medio,
concentrarme
en la vital política de Roma,
o en la de España, o en la rusa?
He aquí, con todo, un hombre de gran mundo,
que sabe lo que habla,
y allí tenéis a un buen político,
cuyas vastas lecturas y razones
son eminentes:
tal vez cuanto ellos dicen es verdad,
acerca de la guerra y las alarmas bélicas.
¡Mas, ay, qué diera yo por ser de nuevo joven
y poder estrecharla entre mis brazos!



William Butler Yeats
Traducción: Jaime García Terrés
Tomado de El surco y la brasa
Selección y prólogo: Marco Antonio Montes de Oca y Ana Luisa Vega
Fondo de Cultura Económica, 1974.

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