sábado, diciembre 07, 2013

Cinco poetas argentinas


1989

Mi hermana y yo
dos inquietas frente a la mata
en vestido de jean con apliques
de mariposas blancas,
zapatos guillermina y cintas
en el pelo brillante,
dos inquietas esperando la foto
que mamá intenta una y otra vez
con el fondo de la mata y un jardín
lleno de granadas violetas.
De la serie quedó una sola:
mi hermana se ríe y yo la miro
como diciéndole compañera.
Años más tarde saqueamos los álbumes
con chinches para nuestros
cuartos.

Alguien acota: otro vestido de jean
y mamá,

una hermanita más.

Javiera Pérez Salerno (Tandil, 1981)





Mantoux

Me leyeron
el brazo con una regla.
Me dijeron
que la prueba era negativa.

El bioquímico tomó una regla
y me dijo que mi
brazo estaba bien,
me leyó el brazo
como quien se mira un moretón
y se acuerda de cuando se cayó.

Mi brazo es una prueba de Mantoux,
me miden la herida con una regla,
si la hinchazón tiene más de ciertos centímetros
es positiva.
El bioquímico me dice: -Es negativo.
Mi brazo no tiene más que una
picazón como si fuera de mosquito,
pero
me sigo mirando a ver si la herida se hincha de una vez,
revienta la ampolla.
La prueba de Mantoux es
un proceso artesanal para leer las heridas de la gente.

No hay ninguna
computadora ni sistema que lo haga,
sólo está
mi brazo siendo leído
por el bioquímico que me
dice: -Es negativo,
nos vemos la semana que viene.

Florencia Giusti (Rosario, 1989)





Los caballos

Esa tarde tenían el pelo brillante y los dientes enormes
ocupaban la extensión de la tierra amablemente
con las herraduras apoyadas sobre la superficie
se movían por el monte con la sangre tibia
gobernados por una fuerza invisible
que los hacía alejarse poco a poco de la noria

empezaron rápido a poblar el horizonte
y a lo lejos para nosotras
sus cabezas gigantes
ya se habían convertido en monolitos

un bicho de luz apareció sobre tu mano
me lo mostraste mientras nos alejábamos del paisaje
las dos perdidas en el terreno como los caballos
dejando atrás el pasto pisado,
volviéndonos eco.

Mariana Suozzo (San Justo, 1982)






Todos somos el polak de alguien,
la Rack de alguien,
el chofer del tuning que llora
después de un portazo
en la rotonda frente al cementerio
(no va a contarle nada
ni a su mejor amigo en el chat,
así y todo sabe que los otros saben
y hacen bromas poco escandalosas),
pobre chico del tuning, miren cómo llora.
Todos somos el borracho de alguien,
la mosquita muerta de muchas
que caminan por las sendas peatonales
vestidas de negro y zapatillas flúo;
hay una misma senda peatonal
en toda la provincia de Buenos Aires,
empieza al borde de una vía
y termina cerca de alguna estación
de servicio,
dicen que puede verse desde la luna,
una misma senda peatonal
por donde pasan unos mismos
caminantes diagnosticados.
Todos somos el paciente diagnosticado
de alguien,
el paciente comentado
con una frase que baja el tono al final
y responden algunos monosílabos.
Todos somos el chiste de alguien,
le ayudamos a vivir al del chiste,
lo repite y la sangre se mueve más rápido,
repite el chiste,
ese que todos somos de alguien,
y con el chiste hizo un amigo
después el amigo del amigo
que llora arriba del tuning,
viene para acá con su escape libre,
nos pasa a buscar, subimos,
elogiamos sus luces, sugerimos un lugar
a donde ir para pasar el sábado.

Carolina Rack (Coronel Suárez, 1981)





Mirá toda esa gente feliz

Mirá toda esa gente feliz en Disney, Japón o Rumania
turistas, somos turistas en la vida de otros
captamos momentos, los guardamos
pero no vivimos ahí
a cierta hora la gente saca la basura
los pájaros cantan una canción
son modos de despedir la noche
es la segunda vez que veo una paloma muerta
el cuerpo sólido todavía, sobre la vereda
retumban mis pasos
sola en una ciudad que duerme
en este momento
no sé si me sirve
pegar etiquetas en las cosas y escribir con letra clara
los nombres.

Meli Depetris (Coronel Rosales, 1985)






Poemas inéditos cedidos por sus autoras para Nueva Provenza.

No hay comentarios.: