domingo, septiembre 14, 2014

Dos poemas de Meng Jiasheng


El hombre que oculta el brillo y cultiva la oscuridad

En la foto pequeña que los taxistas
cuelgan como un talismán del espejito,
en el mural pintado bajo una recova
o el póster barato comprado sobre un puente,
viste ese año la cara del hombre sin brillo,
la cara sin brillo con su sonrisa helada.
En la mirada de los burócratas nostálgicos
que caminan al atardecer entre la multitud
por las calles en torno del palacio vacío,
en la voz de los vendedores de baratijas
y el humo de los fumadores silenciosos,
viste la cara y viste también a esos hombres
siguiéndola hechizados igual que un niño
que mira en un vaso las hojas lentas de té.
La viste en calcomanías, tatuajes y remeras
ese año, y pensabas en algo, en alguien.
En quién o en qué: es lo que ahora no podés recordar.




Destino (a Xuehua)

Cómo iba a saber entonces, hace diez años,
esa noche en el cumpleaños de un amigo en común
cuando me dibujaste con el índice de tu derecha
sobre mi palma el ideograma de tu nombre,
que esa marca invisible iba a quedar en mí,
que iba desde entonces marcado igual que un animal
para siempre. Se enfrió lo que me quemaba
y me quedé mudo, mirando por la ventanilla de un micro
los campos pelados del invierno del norte,
pensando en matemáticas, en sumas y restas.
Te perdí el rastro y volví a encontrarlo de vuelta,
y a perderlo y a encontrarlo, una y otra vez:
tenías el pelo más corto, luego más largo de nuevo,
teñido de tal color, anillos en las manos,
y un tatuaje rústico con el nombre de un novio.
Todo esto pudo confundirme en la superficie
pero nunca dejé de pensar en lo que me dijiste esa noche
en el bar: quizás otra vez, en un par de años...
Pasaron diez. Los dos seguimos escribiendo.
Leer tus poemas cada vez más hermosos me da escalofríos,
me emociona. Las hojas están bailando en la esquina
para recibir la primavera, los pájaros cruzan el cielo,
los campesinos instalan en las esquinas de la ciudad sus puestos
con fruta. Envuelto en la humareda leve del té
leo un destino ambiguo en las líneas de mi mano.



Meng Jiasheng
Un país mental. 100 poetas chinos contemporáneos
Selección y traducción: Miguel Ángel Petrecca
Gog y Magog, 2011.

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