martes, julio 21, 2015

Cuatro poemas de Björn Kuhligk


En el refugio Roda di Vaèl

Bebíamos aguardiente en la penumbra
con el cocinero, él trajo el bastón de senderismo,
grabado, del sacerdote dormido
y nos explicó las estrellas, de la cocina caía
una franja de luz, a través de la correa del bastón
debíamos mirar hacia arriba
oíamos el espacio, oíamos nada. 



Vacaciones en Canadá

En la luz última, los fusiles
en posición, yacíamos profundo
en el bosque, por detrás de nosotros
tres ciervos en la caja de la pick up rentada
la mirada de uno titubeaba en los binoculares
entonces escuchamos ramas quebrarse y
observamos, cómo desde un costado
un cerdo corría hacia nosotros, en la espalda
una flecha oscilante, de las de 20 dólares.



Vino de hielo

para Max Czollek

Pienso aquí, en un día jueves
en una cervecería libre de periódicos
en la calma, que no es, sería una
posibilidad describir la calma,
extraerse de la calma

tampoco es que alguien con el dedo
apunte a las uvas congeladas y diga
vea usted, surgidas de la nada
tampoco es que nosotros cosechemos de todo,
todo como se debería

me levanto, cinco y media, entre las vides
el cielo se amotina, luego pizco
lo que hay por pizcar, vea usted eso
uno debería de conservar algo en la mano
quién sabe qué, nadie sabe para dónde, partimos.




Adiós

para Angela Sanmann

A lo lejos industria (y cuánta) y
a la izquierda un sendero, allá uno iría
en las raíces boga un río
y superficies de nieve y coníferas
atomizadas, una montaña, oh, una montaña
y afiladores de nubes con alto dentado
e industria (y cuánta), entonces nieve
entonces lluvia, luego caballos junto al río
a la derecha un sendero, allá uno iría, y
mineral y nieve y mineral blanco
en el hotel saludamos a Dios
y a su Virgen, disculpas, está bien
y que Guy Helmingler no quiera
tomar cerveza de sabores, está bien, y que uno
en esta economía, como alguno bien
dijo, no quisiera estar pintado
en la pared, oh, Justísimo, protégenos
de megalomanías y convalecencia, a la izquierda
un camino, a la derecha un camino, está bien.



Björn Kuhligk
La calma entre el cero y el uno
Traducción: Daniel Bencomo
Bonobos, 2015.

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