lunes, diciembre 07, 2015

Cuatro poemas de Leonardo Sanhueza


CD

Con un disco virgen colgado en el espejo
desvía los radares de la policía caminera
porque teme llegar tarde a su destino
mientras cae la noche en la autopista
y las vacas mugen y las ranas croan. 




Camas de agua

También hay espacios de evasión y reunión,
como los bares y las discos, en donde la luz
debe ser alterada como el claro de luna. Neones,
estroboscopios, espejos - artillería pesada
contra la luz quieta de la imaginación.
La esfera de los relojes.
Todo lo que no sea un oleaje de trigo
y mujeres de trenzas duras - nada
que se pueda registrar o corroer.
La Virgen de los Rayos.
También las camas de agua. Las copas
baratas. Las lámparas de lágrimas.
Los grandiosos vitrales de la religión. 




¿Quién vive?

Uno de esos juegos que hacen en televisión
-decir si es tarántula, serpiente o iguana
el animal que se palpa en el terrarium
con la vista vendada y el siquismo
expuesto, en carne viva, mientras todos
los demás llenan sus trajes con globos
hasta que el concursante se despierta
y se ve amarrado con incontables hilos
como Gulliver por un enjambre de verdugos
que corren en círculos sobre un cielo puntillista
donde las muchachas obscenas leen el tiempo
y el destino en las líneas de la carta sinóptica
-decir si es tarántula, serpiente o iguana
el animal que sacia su sed en la laguna
y se astilla la cara, otra vez, con su lengua de lija.




Artesanías de Villarrica

Dalias o crisantemos, nunca rosas,
salen del palo seco. Rústicas
piñas de pino, pétalos bastos,
y encima huelen
a barraca y aserradero.

No, no eran éstas
las flores en que pensaba Kavafis.

        rosas de rubíes
        nardos de perlas
        violetas de amatistas

ni cabe quemarles mirra
ni perder una gota del perfume
que usabas cuando te conocí.

Pero allí están, durando,
al borde de la carretera.




Leonardo Sanhueza
La ley de Snell
Ediciones Tácitas, 2010.

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